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Paro Nacional

 

     “Un día sin mujeres”                                       NO es un tema de hombres

Por: Alejandro Hidalgo

En los últimos días las redes sociales han rebosado con memes que predican cosas como: “los hombres no violan, viola un violador, los hombres no matan, mata un asesino”.

Esta situación ha generado olas de martires — y de caballeros andantes — que aseguran que “hay hombres que si saben tratar a las mujeres”, cuando el movimiento del 9 de marzo no se trata de señalar la bondad de unos y la maldad de otros; porque eso sería una vez más desviar un tema femenino hacia una discusión de hombres.

El paro nacional del 9 de marzo tampoco es una crucifixión, es un simulacro que busca generar acciones de las autoridades pertinentes, así como empatía y consideración del género masculino ante una evidente ola de violencia hacia las mujeres. Asimismo, a los hombres no nos toca cuestionar las acciones de llamado de atención (léase rayar monumentos), más bien nos toca demostrar que respaldamos la moción de inmediata aplicación de medidas para erradicar esta epidemia — sin usar nuestro trato personal como argumento de contrapostura o cuestionamiento.

Debemos levantar la voz los hombres que sabemos que la empatía humana es ponerse en el lugar de otra persona considerando su sentir y no el propio. Debemos levantar la mano los hombres que vemos con claridad que este es un tema en el que no se debe buscar imponer un punto de vista masculino porque, aunque pensemos que entendemos, los hombres nunca sabremos lo que es vivir maltrato femenino, porque se necesita ser mujer para saber cómo se vive una situación de bejación, aborto, abuso o acoso.

 

Calladitos nos vemos más bonitos, porque un hombre no puede ni medianamente imaginar lo que es esa situación si la balanza siempre ha estado inclinada a nuestro favor por el solo hecho de nacer hombres. Quienes tengan madre, hermanas, primas, novias, amigas, conocidas — y quienes no también — deben dejar de querer jalar agua hacia su molino con el antesmencionado dicho: “habemos hombres que sí sabemos tratar a las mujeres”. Eso ya lo saben ellas, porque sus acciones lo demuestran.

Querer entender la situación, desde un lente masculino, es equiparable a querer entender el dolor de parto — y explicarlo como un dolor de muelas, o minimizarlo — sin haber dado nunca a luz.

La única postura que los hombres deberiamos tener respecto al tema es que las mujeres están en lo cierto en su recuento de lo que viven al ser mujeres. Que queden en el olvido los días en que los hombres decían “las viejas siempre la hacen cansada”. De igual forma, que salga de nuestras mentes y vocabulario la palabra “feminazi”, ya que tergiversa la lucha por la justicia con una actitud de flagrancia hitleriana.

“Sugiero que dejemos de opinar como si en verdad supieramos”, demanda un hombre entrevistado por este sitio respecto al paro nacional del 9 de marzo.

El próximo lunes será un día histórico en la lucha contra la violencia hacia las mujeres. “Un día sin mujeres” es un paro nacional en el que ellas NO asistirán a sus trabajos y escuelas, no moverán la economía a través del consumo, mucho menos harán labores domésticas ni realizarán cualquier otra actividad en la que sean imprescindibles, para buscar generar consciencia en el sexo opuesto e incentivar la creación de iniciativas de ley de protección civil y judicial que realmente eliminen la violencia de género. Y es que, a pesar de la falta de apoyo de las principales figuras femeninas del país, digase Beatriz Gutiérrez Müller — misma que en vez de apoyar la causa trató de frenar el paro con un contramovimiento denominado “El 9 me mueve” — el paro nacional generó tanto revuelo que la mayoría de la iniciativa privada se ha sumado al permitir la ausencia del género femenino ese día sin que haya consecuencias monetarias o de asistencia.

“No habrá sanciones a las mujeres que no acudan a laborar o estudiar”, señalaron altos directivos de las principales compañías e instancias educativas del país a través de diversos comunicados.

Por supuesto una figura preponderante que, lejos de unirse parece molesto e indiferente ante un paro evidentemente necesario, es el presidente Andrés Manuel, mismo que como primer comentario vociferó en su conferencia mañanera: “no quiero que el tema sea nadamás el feminicidio”, subrayando que el paro nacional es una manera de generar información falsa y difamatoria en su contra, cuando claramente nada de esto tiene que ver con él como persona.

                               

Es momento de que “la cabecita de algodón” despierte y se dé cuenta — al igual que un sin fin de hombres — que este día no es un ataque directo a su persona, aunque en el caso de Obrador si es un llamado a la atención y solución, porque él es el encargado de proteger a TODOS los ciudadanos.

De manera explícita, sí se trata de que él haga algo al respecto, sin embargo, el movimiento no es en su contra aunque el no vislumbre la diferencia. Eso sin mencionar que se ve terrible que, lejos de apoyar, anuncie que "la rifa" del avión rentado será el 9, y que acto seguido prive a su propia esposa de tomar una postura de apoyo.

Lo que es más dificil de entender es ¿por qué la negativa de apoyo a tantas mujeres que confiaron ciegamente en él? ¿Por qué la falta de empatía ante las muertas y sus familias? ¿por qué manda a callar a reporteras como Frida Guerrero, que sin ofenderlo, buscan saber qué acciones y medidas se están tomando o se tomarán.

¿Acaso AMLO prefiere aventar los cadaveres bajo la alfombra con tal de que no se note que el problema ya se le fue de las manos? ¿Qué no fue eso lo que tanto le criticó a los gobiernos de Calderón y Peña? ¿Realmente le importa más su imagen que las vidas perdidas? ¿Realmente es incapaz de ver que no todo gira a su alrededor, pero que sí es su problema, porque él mismo luchó 18 años para que lo fuera?

                                   

Las preguntas son muchas y las respuestas son nulas mientras las cifras van en aumento. El paro nacional es un intento contundente por evitar que más mujeres sean masacradas por el simple hecho de ser mujeres. Por eso mismo los hombres, incluído Andrés Manuel, deberían operar desde la empatía y credibilidad totales.

No obstante, resulta casi imposible lograr que la población masculina deje de pensar que no es en su contra, si el mismo presidente cree que la sola mención del tema es una treta para destruírlo.

Todos sabemos que los gobiernos anteriores han dejado muchisimo que desear, pero no se votó por López para que simplemente los culpe de manera pública, se\\la gente votó por López para que resuelva los problemas; y en vez de hacerlo manda callar a su esposa, a la prensa y a todo aquel que lo contradiga cuando el mismo dijo (véase toma de posesión 2018) que predicaría con el ejemplo correcto siempre.

Por esta razón, a partir de este momento, aun sin ayuda de nuestro Ejecutivo, impulsemos los ciudadanos hombres una nueva cultura que incluya que, en temas que son únicamente de incubencia femenina, debemos decir — y enseñar a nuestros hijos a decir — “preguntemosle a una mujer, porque no estoy capacitado para responder esa interrogante”.

 

 

 

 

 

 

 

      9 /11/2001

    Del Terror a la Confusión

                                                              

Por: D. Wanderer

Durante tantas décadas de caminar estas veredas de Dios, pocas escenas desagradables han quedado grabadas a fuego en mi memoria, uno tiende a olvidar lo desagradable, para llenar la mente con los mejores recuerdos, para poder así caminar con una valija más ligera en nuestro viaje.

Esa mañana, 11 Septiembre del 2001, inicié una jornada como cualquier otra en la vida, y al encender el televisor para que las noticias aderezaran mi grato desayuno (aún eran tiempos de noticias más ligeras y soportables), me topé con una escena digna de los mejores éxitos de Hollywood… Un avión de enormes dimensiones se había incrustado en una de las Torres Gemelas, los conductores del noticiero no atinaban a definir que sucedía, unos minutos después me toco presenciar en vivo, horrorizado, como un segundo avión, se incrustaba en la torre contigua, indudable para mi, era consecuencia de un atentado terrorista. Fue un día ingrato que cambió el curso de la historia y de las costumbres cotidianas de los ciudadanos del mundo en toda latitud. El clímax de la tristeza llegó horas después cuando tuve que presenciar en tiempo real como se desplomaban ambas maravillas de la arquitectura, llevándose con ellas miles de vidas inocentes.

Las noticias se fueron dando a cuenta gotas, la confusión en los Estados Unidos era mayúscula y por tanto en nuestro país todo eran suposiciones. Fueron días de escenas dantescas y desgarradoras, que difícilmente alguien en la vida real hubiera podido imaginar, a no ser un guionista de esos filmes de acción disparatados y fantásticos.

Se alteró la seguridad del mundo, se perdió la privacidad tal como la suponíamos y viajar de un país a otro, se volvió tema de tormento para el viajero, en aras de proteger la seguridad del mundo, la cual me queda claro pende de un hilo, aun cuando no queramos imaginar por comodidad para nuestras mentes, que escenas semejantes o aún más diabólicas se pueden presentar en cualquier momento y en cualquier sitio de este tan deteriorado planeta.

Al paso de las semanas y los meses, a aquellos que nos impactó y nos quedó un interés persistente en los entramados de este aberrante evento, se nos fueron presentando en distintos medios, informes muy disímbolos y muchos de ellos realmente impresionantes, como es el criterio que establece con muchos fundamentos técnicos, y soportes fílmicos contundentes que esto fue ocasionado por un diabólico complot desde los más altos mandos del mismo Gobierno Norteamericano, sin detenerme a dar nombres por no redactar un rumor que no podría fundamentar, pero en el que creo plenamente después de haber visto y leído tanta evidencia.

Todos estos renglones me llevan al tema que quiero tratar y que no me parece nada sencillo, pero lo intentaré.

Como culpables lógicos de este atentado se eligió sin temor a errar, a facciones radicales de medio oriente, en especial Al-Qaeda, organización soportada y liderada por un famoso ex aliado de los Estados Unidos durante la invasión de Afganistán, llevada a cabo por la entonces poderosa Unión Soviética, me refiero a Osama Bin Laden.

No haré una crónica de los hechos posteriores al atentado, ni detallaré los antecedentes de este poderoso líder terrorista, solo sirva la referencia para centrarme en el tema que pretendo desarrollar, era obvio que para el pueblo de Norte América y para el mundo, era más que creíble que este atentado podía ser planeado y ejecutado por facciones radicales de esa región del mundo, que alberga un grupo social y religioso que durante al menos las últimas dos décadas se ha convertido en el enemigo cultural más acérrimo de todo lo que representen las costumbres y los logros de los Estados Unidos, genéricamente en Occidente y gracias a la perversa labor de los medios de comunicación norte americanos los llamamos musulmanes, siendo esta una designación a todas luces arbitraria y profundamente ignorante y carente de sustento aceptable.

Los musulmanes son los seguidores del Islam, religión monoteísta de origen cercano al año 600 D. C. y que muy probablemente es en la actualidad la segunda religión en número de fieles en el mundo, se calcula al inicio de esta década que son alrededor de 1,200 millones en el mundo. Esta religión como todas las religiones monoteístas en el planeta, predican, la bondad, el bien común, el orden social, y sobre todo el respeto a su Dios en forma absoluta e irrevocable, siendo este Allah, castellanizado Alá, su principal profeta es Mahoma y su libro sagrado el Corán.

Considerando este sencillo dato informativo, es con claridad absurdo, ingenuo, cargado de ignorancia y mala intención, pretender que 1,200,000.00 musulmanes odian a los Estados Unidos y su principal móvil de vida es ver a ese país destruido y borrado de la historia, esa es una teoría ridícula que se ha tratado de difundir en occidente, con notable éxito por cierto.

Facciones radicales como Al-Qaeda, Hizbullah, Hamas, y actualmente ISIS por mencionar solo algunas, quizá las más extremistas, se han adueñado como todo grupo radical de los conceptos religiosos y los han trastocado para reprimir a sus pueblos y para lograr el fanatismo en sus seguidores, y este concepto es el que Estados Unidos ha tratado de patentar y difundir, haciendo entender a quien así lo quiere aceptar por comodidad e ignorancia, que son los musulmanes los enemigos del pueblo americano, lo que le da acceso a su gobierno a invadir, bombardear y destruir poblaciones musulmanas enteras, en aras de sus intereses y aplaudidos por multitudes en occidente, mismas que se han querido envenenar al aceptar tragarse esa píldora.

Pues bien partiendo de todos estos conceptos es que me permito cuestionar como es que el gobierno de Norte America le da acceso, residencia y en miles de casos nacionalidad a ciudadanos del mundo Islámico si a ojos claros y difundido por ellos mismos, son sus más peligrosos enemigos y su fin último es dañar a la sociedad norte americana y de ser posible destruirla al menos en eventos parciales.

En 1993, un grupo islámico radical llevo a cabo su primer atentado contra el World Trade Center, y si queremos creer sus teorías, en 2001, lograron destruirlas con un operativo desarrollado dentro de los Estados Unidos, capacitando a los terroristas en su mismo país, esto me hace siempre cuestionarme, si no es que están incubando en sus propias comunidades, escuelas, empresas y universidades, a los guerreros que llevaran a cabo la más sangrienta Yihad, planeada y desarrollada en el mismo suelo norte americano y con recursos de ese mismo país, sin tener que viajar y desplazarse por más de 10,000 millas desde cualquier punto de medio oriente hasta algún punto de E. U. A. para lograr con éxito su objetivo gestado por muchos años.

En contrapartida, tenemos que otro grupo de inmigrantes, el proveniente de México, es considerado como el más peligroso y detestable para los Norte Americanos, sin considerar la calidad de la mano de obra de nuestros emigrantes, que por más de 7 décadas, han viajado al vecino país del norte para trabajar a brazo partido y generarse recursos que desde los inicios del siglo XX, han sido superiores por mucho a los ingresos que se pueden lograr en México desarrollando actividades semejantes.

Desde el período de la segunda guerra mundial en que el pueblo Norte Americano vio afectada su fuerza de trabajo, inició la gran emigración de trabajadores mexicanos, y puedo asegurar que por todas estas décadas han demostrado su calidad como trabajadores cumplidos, esforzados y en muchos casos altamente capacitados, y aún más sin temor a equivocarme puedo decir que son el soporte de su industria agrícola, de su industria de la construcción, de los servicios en gastronomía, de la mano de obra capacitada en la industria de la transformación, y más allá de todo esto, son los que han logrado el confort para millones de familias por décadas en ese país, al servir como empleados domésticos, niñeras, jardineros, mecánicos, personal de mantenimiento etc. Por obvias razones en algún momento de la historia reciente, sustituyeron a los hijos de sus esclavos, por esta nueva subespecie de inmigrantes Mexicanos

Ahora resulta que ese sector de inmigrantes mexicanos es a los que hay que apalear, maltratar y frenar a como de lugar, si es necesario aniquilarlos, se debe hacer, son una plaga y atentan contra la seguridad y las buenas costumbres norteamericanas, los radicales islámicos no importan, ellos pueden venir a su país y desarrollar una nueva vida olvidando el supuesto odio a Estados Unidos que el mismo gobierno ha pregonado ya por más de dos décadas, desde el inicio de los 90s, cuando se detonó la Tormenta del Desierto, liderada por George Bush senior, por cierto siendo esta la primera ocasión que pudimos ver en el mundo en tiempo real los bombardeos y el manejo selecto de misiles de alta tecnología, vaya espectáculo de primer nivel a cargo de los genios de los medios de comunicación y de la industria bélica. Pues bien, si existen facciones radicales encubiertas en territorio estadounidense, lo cual es una posibilidad que claramente puede darse, me atrevo a pensar que nunca cambiaran su odio por el AMERICAN WAY OF LIFE.

Viendo ese confuso panorama, siento que quizá la historia certifique mis desvaríos y en un futuro medio, el mundo se encuentre con otra aterradora noticia alrededor de este tema y eso si estoy convencido, de que el terror de seguro no vendrá de manos de los agricultores mexicanos ni de las empleadas domésticas o los cocineros y albañiles mexicanos.

Sería un placer equivocarme, pero todas estas reflexiones si llegaran a materializarse, me podrían llevar nuevamente a caminar la misma senda, solo que ahora desde LA CONFUSIÓN AL TERROR, más conviene desear que nunca suceda otro evento aterrador, y soñar con que algún día nuestros emigrantes Mexicanos, trabajadores y esforzados, reciban el trato justo y el reconocimiento que merecen.

 

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